… Y OTRA VEZ CON LO DE SALADOS
Así se nos pasó el año, repitiendo una y otra vez las
mismas palabras “somos una Prom de salados”, inauguración de los juegos (mala
suerte), semana cultural (mala suerte), actividades que no se pudieron
desarrollar (mala suerte) y tal ha sido la predisposición que ya ni se hace el
mínimo esfuerzo de ser participes de las actividades que desarrolla el colegio,
pues nuestra presencia traería consigo dificultades, mala suerte, o al menos
ese pensamiento prima en la mayoría.
Por qué traigo de nuevo a colisión este tema, en
artículos anteriores me preguntaba qué fantasma o presencia mística era la
culpable de que las actividades no resultaran como lo planeamos, y sólo ayer,
en la famosa fiesta de egresados que se realiza cada año en la institución,
entendí porque las actividades en su mayoría, no digo que todas, fracasan o se tornan
un tanto aburridoras, no se trataba de brujas ni hechizos, los verdaderos
culpables merodeaban por los pasillos de los grados onces, ¿quiénes eran?, los
mismos integrantes de nuestra querida promoción.
El viernes, antes de dicho encuentro, un docente tocó
las puertas de las aulas de clase del grado once, la invitación era oficial,
los estudiantes de la promoción podrían asistir a la ya mencionada actividad e
incluso entrarían sin necesidad de pagar
ningún bono, obviamente esto se vería compensado en los gastos de transporte y
bebida, si así lo deseaban. El día llegó, los comentarios no eran para nada
alentadores, estudiantes que hablaron todo el año de pensar “en colectivo”,
decidían no ir porque su grupo selecto de personas, sus amigos, simplemente
porque unos pocos no asistían, y rápidamente, esos pocos, se convirtieron en
muchos, las excusas no se hicieron esperar “es que no tengo con quien ir” , “es
que no hay dinero”, “es que no me dejaron” si bien estas excusas son
respetables, confieso que hasta yo las he utilizado, pero hay una disculpa que
sí da escalofrío, porque los estudiantes cuales adivinos afirman “yo de poder
ir … puedo, pero eso va a estar aburrido” he ahí el problema, en la
predisposición que tenemos hacia todo lo que se hace, sí, tal vez no nos ha ido
de lo mejor, no ha sido el mejor año ¿ y
qué?, ¿nos dedicaremos a lamentarnos por ello?, preferimos quedarnos en casa
que disfrutar un momento agradable con nuestros compañeros, así no vayan los
que siempre nos acompañan, es el momento propicio de hablar con los que poco
compartimos, antes que el año culmine y ¿se
imaginan lo difícil que será reencontrarnos todos?, la prueba está en que sólo
siete personas, seis mujeres y un hombre, de una promoción integrada por 49
estudiantes, asistieron a la fiesta de egresados, que a pesar de los
pronósticos de nuestros distinguidos videntes, no fue para nada desastrosa.
Dejémonos de maleficios, de mala suerte, de
lamentarnos por lo que no se pudo hacer, y juntos acabemos de una vez por todas
a los males que atentan a nuestra promoción, la negatividad, la predisposición,
y el más preocupante de todos, la pérdida de la esperanza.
Kateryn Liceth Carrillo López.