lunes, 4 de noviembre de 2013

“AL QUE LE VAN A DAR LE GUARDAN”

¿Mala suerte? Es lo que se escucha en los pasillos de grado once, haciendo referencia a los tantos fallidos intentos por salir a la luz, por hacerse notar, por salir del anonimato,  por gritar “aquí estamos”, sin embargo una fuerza mayor conspira contra nosotros, en unos más que en otros, impidiendo que las actividades se desarrollen acorde a lo planeado o que ni siquiera se lleven a cabo, que los méritos de muchos estudiantes no sean reconocidos o simplemente que al estar a punto de probar la victoria, algo extraordinario suceda y se quede con el sabor agridulce del “gané pero perdí”. ¿Será la Institución? ¿Serán las directivas? ¿Serán los profesores? o  algún extraño maleficio persigue a los integrantes de esta promoción, tal vez sea el fantasma de las promociones pasadas o las malas energías que por esta fecha manejan algunos estudiantes, en su afán de querer hacer, lo que no se hizo en un año, querer hacerlo en dos semanas, sea lo que sea,  no ha traído nada beneficioso para nuestra promoción.

Fuera de brujerías y supersticiones, que no es el tema, mi mente divaga y cuando vuelve a la realidad, aún no comprendo por qué en nuestra institución, estudiantes que hacen una buena  representación ya sea dentro o fuera de la ciudad y no se les exalta en público, tal vez porque no ocuparon un primer puesto,  dos estudiantes  destacados  tienen excelente desempeño académico y sólo se enaltece en público a uno de ellos, un grado gana una tarde recreativa que nunca se llevó a cabo, estudiantes que a punto de ganar un concurso se arriesgan y lo pierden todo, estudiantes que por más méritos que tengan nunca izan el pabellón nacional, aquellos que se sacrifican todo un año y obtienen calificaciones más bajas que los que en último momentos se les presentó el Espíritu Santo, o a los que papá Noel les dio el regalo por adelantado (mientras los justos sólo reciben carbón), los que estudiaron once años en la Institución y por diversos motivos no pueden ser galardonados con la medalla a la perseverancia, los buenos deportistas que por sus bajas notas no pueden  representar al colegio en el encuentro deportivo que se realiza en la ciudad de Bogotá, aquellos que por perder un sólo partido no pueden ser participes de este mismo encuentro o sencillamente aquellos que lo dieron todo por un proyecto que ahora sólo quedo en el olvido y en la memoria de los integrantes de la comunidad educativa.

Escuché decir que “al que le van a dar le guardan” y puede que sea cierto, que a todos estos estudiantes les espere algo mejor, que después de años de sacrificio, paciencia y mucha perseverancia atrapen ese gran pez  del que hablaba  Hemingway en su libro El viejo y el mar y que tanto han buscado, pero hasta este momento no hay de desfallecer, hay que levantarse  y seguir luchando,  pues como se dice popularmente “esto también pasará” y pronto llegará  “nuestro cuarto de hora”.




Kateryn Liceth Carrillo López. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario